Ateos

mayo 26th, 2014

Leo en El País del viernes 23 el artículo del escritor Franscis Spufford titulado. “Queridos ateos…”. Spufford empieza ofreciendo la pipa de la paz y termina desenterrando una trastocada hacha de guerra.

Comparto con el que ni creyentes ni no creyentes podemos demostrar, unos que existe Dios y otros que no existe. Para los primeros es cuestión de fe, para los segundos cuestión de razón. Los primeros se apoyan en la tradición religiosa y los segundos nos apoyamos en el humanismo y la ciencia.

Una discusión proselitista entre ateos y creyentes sería inútil, ninguna de los contertulios podría convencer al otro. Habló de cristianos y ateos, no de otras religiones en las que impera una intolerancia imposible de superar, y aunque me sabe mal decirlo, ante la intolerancia: intolerancia.

Creyentes y no creyentes sólo pueden sentarse a dialogar sobre los peligros que les amenazan: las sectas que se amparan en pseudo-religiones y pseudo-ciencias. Un peligro para todos aquellos infelices que caen en sus redes y que pueden ver destrozadas sus vidas por estructuras crematísticas dirigidas por líderes dignos de compartir una celda con Hannibal Lester. Creo que creyentes y no creyentes estamos de acuerdo que no podemos permitir estas manipulaciones cerebrales en los seres humanos.

Francis Spufford olvida en su artículo que los no creyentes ya son casi tantos como los creyentes cristianos. Que existen movimientos humanista y transhumanista y que si esos movimientos son verbalmente agresivos con el cristianismo, es porque se sienten atacados por la Iglesia, que aprovecha su convivencia con determinados gobiernos para imponer leyes que beneficien su poder sin considerar que, esas leyes, afectan a todos los ciudadanos, entre ellos los no creyentes. Por lo que hay que considerar quién es el agresor, y el porqué del rebote de las asociaciones ateas.

Spufford, en su artículo, es el primero en atacar a Richard Dawkins, a quién acusa de no saber nada sobre religión. Tal vez le sepa mal que Dawkins sea autor de varios bell-sellers como “El espejismo de Dios” o “El gen egoísta”, cosa que por ahora no ha conseguido su libro “Impenitente”.

Sépase que Dawkins es también líder del movimiento Transhumanista en el mundo, ganador de muchos premios científicos y fundador de la “Richard Dawkins Fundación para la Razón y la Ciencia”.

Pienso que el artículo de Spufford, “Queridos ateos…”, empieza con un título engañoso, un artilugio en el que si bien al principio es reconciliador, tiene una última columna llena de reproches y advertidas provocaciones. Nos acusa de carecer de sentimientos convincentes, de hostiles y gratuitas posturas con los creyentes, de ver la religión como una afrenta y una encubierta acusación de proselitismo antirreligioso que compara con la filatelia, donde por cierto hay sellos religiosos y ninguno antirreligioso.

He tenido amigos sacerdotes con los que se podía dialogar de religión, con los que he tenido auténticas reflexiones colmadas de interesantes y creativas conclusiones. Indudablemente con los que, por su intolerancia, no se puede dialogar, ya no han formado parte de mis amistades.

No sé con quién dialoga usted de religión, pero por todas las acusaciones que vierte, deben de ser auténticos tochos. Espero, finalmente, como destaca en la conclusión final de su artículo que su agresiva última columna no sea para esconder, con su placer, una insólita y deconocida virtud.

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