Entre el pesimismo y el optimismo

diciembre 31st, 2016

Quería adelantar los acontecimientos científicos que se prevén para 2017, pero antes la última andanada del año. Como en la canción de «La vida de Brian», miro siempre el lado brillante de la vida, pero también también hay un lado oscuro que no nos quitamos de encima y que parece cosido a nosotros como la sombra de Peter Pan. Leo en un artículo de El País (Paradojas del Progreso: razón para el optimismo) que Steven Pinker, científico cognitivo al que admiro, destaca que vivimos en la época más pacífica y prospera de la historia. No estoy de acuerdo, aunque me lo muestre con número estadísticos. Siempre tengo que llevar la contraría a mis  mejores maestros, ya que de Pinker he aprendido mucho.  No podemos calificar de pacífica una época donde la humanidad ha estado amenazada por el terrorismo mundial, una guerra perenne que nos golpea cuando menos lo esperamos. Pinker debe  aceptar que estamos en guerra y que el terrorismo es una nueva clase de guerra, una estrategia militar de un ejército sin armas aéreas, sin buques de guerra, pero con torpedos y misiles humanos. Lo que acaece con el terrorismo  es una guerra peor que la de Siria, en la que se busca objetivos militares y en la que, lamentablemente, los daños colaterales son muy altos. En el resto del mundo, el terrorismo, que es un enemigo que tenemos en casa,  busca objetivos colaterales, ciudadanos inocentes. No, no estamos en una época pacífica. En cuento a que sea la más próspera de la historia es cierto, pero solo lo es para unos pocos, para occidente especialmente. Si fuera prospera para todos tal vez no tendríamos terrorismos. Es esta inseguridad la que nos lleva a votar, no ha políticos cultos que prometen medidas de medio ambiente, protección ecológica de nuestros bosque, más escuelas, etc., sino a políticos que prometen mano dura, que nos aseguran que velarán por nuestra seguridad, que están dispuestos a enviar, nuevamente, a nuestros hijos a la guerra.

Vivimos, efectivamente, el mejor momento de nuestra historia. Y eso es así porque cualquier tiempo presente es mejor que el pasado, igual que cualquier tiempo futuro será mejor que hoy. Porque tenemos más conocimientos, porque creemos menos en los mitos, porque la medicina nos ha librado del dolor y nos permite vivir más años, porque, relativamente, tenemos más cultura. Quiero detenerme un momento es este punto, ya que la OCDE  y la UNESCO, destacan que solo un 15% de las personas de mundo no sabe leer ni  escribir. Es decir el 85% sabe leer y escribir, pero ¿cuántos entienden lo que leen? ¿cuánto comprenden los conceptos  que explica un periódico y los razona? ¿cuántos entienden todas las palabras, las páginas de economía, los entresijos políticos que se mencionan o los adelantos científicos? Sobre este último aspecto, ya he explicado muchas veces que la brecha entre los científicos y la población es cada vez más grande. El ciudadano medio apenas tienen conocimientos sobre biología, astronomía o física, así que imagínense sobre biogenética, cosmología o mecánica cuántica. La ignorancia predomina y la mejor muestra está en la audiencia tan grande que tienen los programas basura de televisión.

Johan Norberg destaca que parece que el mundo va peor porque «tenemos mejor acceso  a las noticias» que nunca, pero las malas noticias son la que venden, y hay una mala noticia cada minuto. El tele-espectador permanecerá en silencio, dejará de comer y estará atento a la pantalla del televisor si sale un atentado, un crimen, un accidente de tren o avión… ¡es el morbo! Sin embargo, no prestará atención si hablan del descubrimiento de una vacuna contra el cáncer, un nuevo planeta con atmósfera, etc.

Sigo insistiendo que el sistema democrático no es perfecto, que tenemos que ensayar nuevas  formas de gobierno: noocracias, consejos de sabios, etc. Deberíamos ensayar los nuevos sistemas en pequeños lugares, que nos permitiese ver los defectos y corregirlos antes de ampliarlo a zonas más  grandes. Finlandia inicia  este año 2017, un experimento económico-social, dará  un sueldo a todos los ciudadanos, trabajen o no trabajen, la utopía del sueldo universal. El año pasado, con los presupuestos del Estado, realice los recortes oportunos, especialmente en administración, y concluí que en España se puede otorgar a cada ciudadano un sueldo universal. Lo que más gasta en un país son las administraciones, las diputaciones, los ministerios, el papeleo.  Véase el ejemplo de Estados Unidos, a la NASA lanzar un cohete le cuesta 8.500 millones de dólares, si el cohete lo lanza la empresa privada SpaceX, le cuesta 1.654 millones de dólares, y se trata de un cohete reutilizable de Blue Origen (Amazón) un 30% menos. ¡Las administraciones mundiales son un escarnio!

Finalmente el artículo habla sobre la felicidad, estoy de acuerdo con que no existe, es un concepto pero no algo palpable. Filosóficamente hablando no podemos ser felices mientras hay personas que sufren en el mundo….y siempre habrá sufrimientos. Siempre habrá algo que nos impida alcanzar la felicidad, eso no quiere decir que no aprovechemos…el lado brillante de la vida.

 

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