Descubrimiento en neurobiomedicina

febrero 25th, 2015

Se ha publicado uno de los mayores descubrimientos de la moderna neurobiomedicina, en la que han intervenido otras especialidades como la nanomedicina.

El descubrimiento es de una importancia vital y significa un avance sin precedentes en la curación de las enfermedades que afectan al cerebro. Quiero destacar que el descubrimiento ha corrido a cargo de Ernest Giralt y su equipo del Institut de Recerca Biomédica de Barcelona (IRB) a quienes ya felicite por su gran trabajo.

El problema es que la ciencia y la medicina se han especializado tanto y se han tecnificado de tal manera que, el ciudadano medio ya no llega a comprender los nuevos avances ni descifrar su complicado lenguaje al ser descritos.

Trataré de explicar el descubrimiento de la forma más accesible a todos, espero que sus descubridores no se disgusten conmigo si no aplicó el mismos rigor, a ellos les pasaría lo mismo si tuvieran que describir la importancia que tiene una partícula recién descubierta en el modelo estándar de la mecánica cuántica.

Empezaré por explicar que existe algo que se conoce como barrera hematoencefálica, una especie de impermeabilización que impide que el caudal sanguíneo inunde las neuronas del cerebro. Es una “aduana” que no deja traspasar a nadie.

Los investigadores del IRB han desarrollado una miniproteina (péptido) que atraviesa la barrera y resiste a las proteasas, unas enzimas que rompen una proteína cuando intenta atravesar. Es decir, hacen de celosos aduaneros que te destruyen si intentas pasar. Los miembros del IRB han hecho resistente a este péptido realizándole una serie de cambios, haciendo que llegue ligado a unas proteínas, las transferrinas que contienen hierro. Como el cerebro precisa hierro, el “aduanero” deja pasar esta carga entre los vasos sanguíneos y el cerebro. El aduanero ha sido burlado, el péptido atraviesa y entra en el parenquimia cerebral.

El experimento que se ha realizado con ratones precisaba una comprobación, y para ello se ha cargado la molécula “contrabandista” con una nanopartícula fluorescente, y por medio de neuroimágenes se ha comprobado que atravesaba la barrera hematoencefálica.

Con este logró se van a evitar muchas intervenciones quirúrgicas del cerebro, esas invasiones externas tan complicadas y delicadas. Ahora se puede cargar a nuestro contrabandista de fármacos para combatir tumores, actuar sobre diferentes partes del cerebro e incidir en enfermedades como el Alzheimer o Párkinson. De entrada se puede utilizar un anticuerpo monoclonal que se sabe que combate uno de los tumores cerebrales más malignos: el glioblastoma.

Se lleva años intentando solucionar el problema de la barrera hematoencefálica, ahora se ha conseguido. Es un gran descubrimiento que pasa inadvertido, pero en biomedicina es merecedor de un premio.

Os adjunto la nota de premsa (en catalán) del IRB.

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Derrochando en la Conquista Espacial

diciembre 18th, 2014

Hay mucha gente que reprocha el dinero que se está gastando en la conquista del espacio. Personas que nos recuerdan que hay pobreza en el mundo, que hay niños enfermos y que se derrocha en naves espaciales, ir a la Luna, Marte o a los asteroides y poner en órbita telescopios costosísimos.

Lo digo con toda dureza, los que opinan así reptan en la ignorancia más profunda. La industria espacial está dando trabajo a millones de personas y miles de industrias auxiliares. El desarrollo de la industria espacial ha generado grandes inventos que utilizamos todos. Hoy tenemos mejores comunicaciones gracias a los satélites y el GPS. Los trajes de los astronautas han aportado materiales textiles que utilizan los bomberos, los pilotos de F-1, los submarinistas, escaladores, etc. Ropa térmica, el teflón, el velcro y sus prácticos cierres. Los cascos de los astronautas son de policarbonato, ligeros y de gran dureza, hoy los llevan los motoristas, y los pañales desechables de las abuelas y abuelos también fueron ideados por la industria espacial.

Aún hay más cosas, como las herramientas taladradoras sin cable, las pinturas anticorrosivas, los detectores de humo que se usaron por primera vez en la estación Skylab, los tubos dentales, y el código de barras desarrollado para controlar las miles de piezas de los cohetes en los almacenes de la NASA.

La industria espacial ha creado los alimentos deshidratados y liofilizados, el café soluble, los envases al vacío, así como el microondas y el láser para medir distancias.

En medicina podría llenar tres páginas, pero gracias a la conquista del espacio hay monitores cardiacos, termografías multicolor, lentes de contacto que protegen de la radiación, termómetros digitales, TAC, nuevos medicamentos, etc. ¿Saben de dónde salieron las píldoras que toman los niños para viajar y no marearse?

¿Saben por qué queremos explotar la minería de los asteroides? Pues porque eso aportará cientos de miles de puestos de trabajo, nuevos materiales como el grafeno y otros materiales sensibles, desarrollo de nuevas tecnologías y lo más importante riqueza. Los asteroides tienen materiales denominados PGM (Grupo de Metales de Platino), 28 gramos de PGM alcanza el precio de 1.500 $, un solo asteroide puede aportar 5 billones de $, y hay cientos de miles de asteroides.

Finalmente, los costosos telescopios en órbita nos aportan datos precisos de nuestro entorno, y datos cosmológicos de nuestro universo y las posibilidades de vida en otros sistemas planetarios. Y estos conocimientos son tan importantes como todo el dinero que podamos ganar en la explotación minera espacial.

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Tenemos un problema: drones

diciembre 17th, 2014

Estas navidades el juguete preferido de los niños es un dron. Es un juguete económico, divertido que me recuerda al chiste de Eugenio en el que un padre le dice a otro: “Mi hijo se pasa el día haciendo tonterías”, el otro padre le responde: “Cómprale una bicicleta”, a lo que el primer padre alega: “¿Tú crees que con una bicicleta dejará de hacer tonterías?” y el otro le responde finalmente: “No, las seguirá haciendo, pero más lejos”.

El dron asegura que los hijos harán sus tonterías lejos, muy lejos, hasta quinientos metros de altura y puede que varios kilómetros, depende de la capacidad adquisitiva del padre y lo que esté dispuesto a invertir en este instrumento peligrosísimo.

El periódico El País “regala” un dron con sólo cuatro cupones de una cartilla y 59,95 €. Un dron de 4 hélices, led luminoso, giroscopio de control de vuelo y tecnología 2.4G que permite una larga distancia de control. Sépase que el mercado mundial de venta de drones ha alcanzado este año la cifra de 450 millones de dólares.

Los drones se han convertido en un peligro para la aviación civil ya que no se ha decretado una normativa del espacio aéreo por el que pueden volar. Personalmente estoy a favor de las ventajas que aportarán los drones: auxilio médico, búsqueda de personas perdidas en la nieve, mar o montaña, paquetería urgente en lugares inaccesibles, vigilancia de zonas prohibidas, lucha contra el terrorismo, pesca controladas, vertidos controlados, y un largo etc. Pero como todo descubrimiento nuevo tiene su lado oscuro: el reverso.

En el reverso se convierten en un peligro para las avionetas, pueden transportar droga y armas a interiores de cárceles, pueden retratar lugares privados para los paparazi, pueden interrumpir encuentros deportivos, hacerse pasar por OVNIS aterrorizadores, romper cristales de edificios y antenas, etc. Podría elaborar una larga listas, en la que daría ideas a los terroristas. Con los drones se pueden hacer, perdón por la expresión, virguerías.

Creo que hay que controlar su venta con un carnet, como la licencia de arma, porque el dron se puede convertir en un arma explosiva o incendiaria.

Insisto estoy a favor de los drones, pero requieren un control, son un juguete peligroso en las manos de un niño travieso. Cuando tenía 14 años, hoy la edad mínima para adquirir un dron, fabricaba cohetes cuyo combustible era pólvora que elaboraba personalmente, así como las mechas. En la huelga de los tranvías de Barcelona coloque uno de esos artefactos que fabricaba y descarriló el tranvía. Era un héroe ante los otros estudiantes, si hubiera tenido un dron, seguro que me habría convertido en super-héroe.

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La ciencia accesible

diciembre 12th, 2014

El comienzo del último mes del año 2014, tuvo una buena noticia, la revista Nature, una de la más importante de información científica, se convertía en accesible y gratuita a través de Internet. Otras 48 revistas del mismo grupo editorial (NPG) hacían lo mismo.

Este es un esfuerzo para comunicar la ciencia a los ciudadanos en general. Diría que es una necesidad, ya que el desfase entre científicos y ciudadanos es terrible, y muy pronto la gente no comprenderá lo que se está investigando y lo que se está descubriendo.

Discutíamos en Facebook, hace unos días, lo que ha costado la Operación Rosetta, pero nadie ha pensado que el llegar a un cometa y estudiarlo nos puede salvar la vida el día que ese cuerpo este en ruta de colisión con la Tierra. La experiencia Rosetta nos permitirá interceptarlo, desviarlo o explosionarlo.

Me encuentro que gente que tiene estudios básicos me pregunta, por ejemplo, “¿Qué es la nanotecnología?”, “¿Qué es y para qué sirve una neuroimagen?”, “¿Cuántas estrellas hay en el Universo?”, “¿Qué es la física cuántica?” y cosas parecidas. Son gente que trabajan como comerciales en empresas, bancos, comercios, servicios. Gente que está utilizando las nuevas tecnologías pero no desconocen la diferencia existente entre Software y Hardware, fusión y fisión, psicología y psiquiatría, etc. Gente que no cree que la mayor parte de la razón de las enfermedades que sufrimos está en la alimentación, en la contaminación y en nuestra psiquis. Es decir, somos los responsables de nuestra salud.

Hay materias que se desconocen completamente. No sería lógico que nuestros ciudadanos tuvieran un mínimo conocimiento de dónde están en el Universo y las distancias que nos separan de otros astros, he ahí un tema en el que las cifras les bailan; no sería lógico que supieran que descienden de primate y Australopithecus y que para alcanzar el grado de Homo han transcurrido muchos millones de años. Nuevamente las cifras les bailan.

Más que nunca tenemos que crear un puente entre el mundo científico y los ciudadanos de nuestros países. Un mundo en el que, gratuitamente, se les explica los conocimientos científicos a los que hemos llegado, de que nos sirven, que hemos obtenido de ellos. Y todo esto se debe explicar de una forma comprensible, al nivel de su cultura, resaltando lo maravilloso que es el micro y macro mundo que estamos descubriendo, como estamos comprendiendo nuestro cerebro y de que nos servirá esta comprensión. Hay que realizarlo con entusiasmo, con ejemplos sencillos, con empatía, despertando el interés y las inquietudes de los oyentes, haciéndoles participar, escuchando sus reflexiones, aplaudiendo sus propuestas y, recibiendo con humildad sus ideas y reflexiones que, en muchos casos, pueden ser formas de ver problemas técnicos y científicos que los especialistas no habían considerado.

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Ese cuatro por ciento del Universo

octubre 15th, 2014

No me refiero a las comisiones que perciben algunos partidos políticos o sus representantes, sino a un 4% más importante y trascendental: el 4% de lo que vemos de nuestros Universo.

Todas esas imágenes de estrellas, galaxias, nebulosas y objetos que nos ofrecen las fotografías de los grandes telescopios representan, solamente, un 4% del Universo, el 96% restante es energía y materia oscura que no hemos logrado descifrar ni ver. Sólo tenemos una explicación satisfactoria para ese 4% del Universo que está formado por materia ordinaria visible.

La energía oscura es la supuesta causa de la aceleración en la expansión del Universo, y la materia oscura está ahí con su efecto gravitatorio manteniendo a las galaxias en el seno del cúmulo.

El físico Freeman Dyson destacaba que no podemos entender el Universo si se aísla de los fenómenos de la vida y la consciencia. Y en ese aspecto pienso que los seres humanos también estamos percibiendo sólo un 4% de nuestro Universo cotidiano.

Nuestro entorno, el espacio que nos separa a unos de otros, está repleto de millones de moléculas, átomos y partículas que no vemos, pero están ahí. También hay microbios, virus y bacterias que viajan anaerobiamente por nuestro entorno. No vemos las ondas de radio, televisión o móviles, ni los rayos gamas y ultravioleta que nos atraviesan, igual que los millones de neutrinos que cada día pasan a través nuestro cuerpo en su viaje por el Universo.

Detectamos la luz, pero sólo entre las longitudes de onda de 390 y 700 nanómetros que nos permite distinguir 7 millones de colores, pero nos perdemos la visión del mundo en infrarrojo y ultravioleta y millones de tonalidades más. Con los sonidos nos sucede otro tanto, entre 20 y 20.000 Hz o ciclos por segundo, podemos discriminar 340.000 tonos, pero por debajo de 20 y por encima de 20.000 donde nos perdemos un mundo de extrañas melodías. Lo mismo sucede con el olfato incapaz de distinguir feromonas, adrenalinas y otros productos cuyos olores si distinguen algunos animales.

Hay un mundo ahí fuera, aquí en nuestro planeta, que no vemos. Solo somos conscientes de otros seres vivientes, plantas, montañas y objetos que hemos fabricado… un escaso 4%, como la materia visible del Universo.

Y no quiero ya hablar de la posibilidad de universos paralelos, dimensiones extras, antimateria y multiversos, que nos convierten en seres insignificantes frente a otras realidades.

No sabemos que es la energía y la materia oscura, desconocemos si hay dimensiones extras en el Universo y nos perdemos en abstracciones cuando hablamos de los infinitos universos posibles que nos pueden rodear. Y nos perturbamos       ante la posibilidad de la existencia de otras fuerzas exóticas de la naturaleza que aún no hemos descubierto.

La mecánica cuántica, con sus paradojas, se presenta como otra alternativa de ver el mundo que nos rodea. Los físicos cuánticos aseguran que para ellos el mundo es cuántico, y no hay ninguna separación entre el mundo clásico y el cuántico. Es más es el mundo clásico el que emerge a partir del cuántico, lo que hace que muchas paradojas cuánticas desaparezcan.

Nuestro mundo, nuestra sociedad a la que le damos tanta importancia, nuestros obsoletos valores por los que nos sacrificamos y defendemos en absurdas guerras, nuestras tragedias cotidianas y nuestra farsa social, no son más que una minúscula parte de un Universo abrumadoramente enigmático. Un Universo que recurre a nuestros cerebros, que él mismo ha creado, para conocerse y pensar sobre sus orígenes.

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