Umberto Eco. Por quién doblan las campanas

febrero 23rd, 2016

La muerte de Umberto Eco, pese a mi silencio en la Red, ha sido como la pérdida de un maestro, algo en mi ha muerto, no sólo lo que escribió y leí con fervor, sino lo que podría escribir transmitiendo ese gran conocimiento del que aprendí, permitan los lectores la expresión, «un huevo». Con Umberto Eco se pierde algo en cada uno de nosotros: «No preguntes nunca por quién doblan las campanas, siempre doblan por ti».

Umberto Eco, era un gran experto en semiotica, un filósofo, un pensador, un humanista, un gran escritor, y un novelista. Era ateo, hecho que reflejan sus ensayos de los que recogí una frase cuyo contenido me hizo meditar profundamente por la verdad que arrastra y la importancia de dicha verdad: «Cuando los hombres dejen de creer en Dios, no quiere decir que creen en nada, creen en todo». Por favor, mediten en esta frase, reflexionen.

He leído sus ensayos y todas sus novelas, con tres de ellas disfrute profundamente. La primera «En nombre de la rosa», donde me hizo estremecer cuando arde aquella biblioteca secreta. «¡No!» chillaba sentado en un sillón y exclamaba fundido en el contenido de la obra: «¡No puedes terminar el libro quemando semejante tesoro!». Recordaba lo difícil que había sido descubrir la entrada, un pasaje que muy bien se pudo inspirar Indiana Johns, y que el joven ayudante describe así: «Introdujo los dedos en las órbitas de aquel rostro descarnado y enseguida oímos como un chirrido ronco. El altar se movió, girando sobre un gozne secreto, y ante nosotros apareció una negra abertura donde, al levantar mi lámpara, divisamos unos escalones cubiertos de humedad».

El monje interpretado en el cine por Sean Cónnery,  es un pozo de sabiduría y sus diálogos con su ayudante una riqueza de filosofía. «… el primer deber de un buen inquisidor es el de sospechar ante todos los que parecen sinceros», el joven añade: «Feo trabajo el del inquisidor».

La segunda novela preferida de Umberto Eco fue «El péndulo de Foucault». En «El péndulo de Foucault» Umberto Eco hace un derroche se sus conocimientos sobre cábala hebrea, ocultismo, esoterismo, sectas secretas, etc. No espere encontrar el lector arcanos que defiendan estas mancias. «El péndulo de Foucault» es el ataque más profundo y fundamentado que he leído contra el esoterismo, las sectas y los gurus. Tras su lectura, mi editor me solicitó un libro en aquella línea, ya que salieron varios libros planfetarios  defendiendo las paparruchadas mágicas, y escribí «Vendiendo a Dios» un boceto de mis encuentros con el mundo esotérico, una obra en narrativa que no se podía comparar a la brillantez de «El péndulo de Foucault», pero en la cuál ponía mi granito de arena contra ese mundo de la superstición que tanto daño desencadena en la mente de millones de personas.

Mi tercera obra favorita es «Baudolino», ¡Qué riqueza de información y conocimiento! ¡Cuánto aprendí con ella! Una novela que transcurre en el siglo XII y en la que el personaje principal, Baudolino, convive con una serie de personajes históricos; y vive hechos con los que Umberto Eco muestra su gran conocimiento de la historia. Así nos hablará y desmistificará la historia de los Reyes Magos, al narrar el descubrimiento de los huesos de niños encontrados en las tumbas que, supuestamente estaban aquellos Reyes Magos que fueron traídos de Oriente como reliquia para la catedral de Colonia. Umberto Eco habla de personajes como Preste Juan, Barbarroja y del libro «Naturalis Historia» de Plinio el Viejo del que Baudolino describe al rey personajes como esciapodo, sátiro, blemia y panocio. Un hecho histórico es el del Viejo de la Montaña en Siria, una historia que los que hoy se enfrentan contra el terrorismo yihadista debieran conocer por las connotaciones que tiene con los terroristas suicidas de la actualidad. Finalmente destaco el brillante diálogo del rey con Baudolino, donde este último pretende que financie una expedición para encontrar el Santo Grial, el rey le reprocha la realidad de esta copa, alegando que Jesús y los apóstoles eran unos muertos de hambre que sólo tenían un vestido cosido con cuerdas que tenía que durar toda la vida, y que no podía creer que semejante banda de paupérrimos podía ir arriba y abajo con un cáliz de oro con piedras preciosas incrustadas, y que a lo sumo llevarían un tazón de madera que Jesús habría heredado de su padre carpintero.

Tres novelas que recomiendo a mis seguidores que saben el poco tiempo que tengo para leer novela por mi afán de investigar en los campos científicos y escribir libros de ciencia. Lamento no haber conocido personalmente a Umberto Eco. Ha sido una gran pérdida. Nadie debería morir, especialmente cuando en su cerebro se almacenan grandes conocimientos….y secretos.

 

 

Comentarios desactivados en Umberto Eco. Por quién doblan las campanas

Comments are closed.