Big Bang y creación según Rig Veda

marzo 12th, 2020

Sobre la creación leemos en el Rig-Veda (10.129) escrito en el siglo II antes de nuestra era, este interesante texto que tiene importantes similitudes con el Big Bang:

Ni no ser ni ser había entonces; no había espacio, ni cielo sobre él. Ni muerte ni inmortalidad había entonces; de la noche ni del día había señal. Alentaba sin viento, según su propia ley, aquello que era uno. Otro más, distinto de él, no había. Tinieblas había, envueltas en tinieblas, al principio; una marea indiscernible era todo aquello. La nada estaba encerrada en el vacío, por el poder del ardor (“tapas” el calor) nació como lo uno…/… ¿Es que había un abajo? ¿Había acaso un arriba? Había lo que siembra y lo que puede ser grande…/… ¿Quién sabe con certeza? ¿Quién podría anunciar aquí de donde es nacida, de dónde esta emanación (léase creación)? Los dioses son luego, solo por ella existen. De dónde viene ella, ¿quién lo sabe? Esta emanación de dónde viene, si es hecha o no lo es, el que en el cielo más alto es el vigilante, tal vez lo sepa, a no ser que ni siquiera lo sepa él”.

¿No está una similitud de descripción del Big Bang realizada por la física moderna? Veamos una descripción del Big Bang según la Física que determina como punto de singularidad inicial el lugar dónde surgió el Big Bang, un punto de densidad y temperatura elevadísima en el que surgió el espacio, la materia y el tiempo, pues antes aquello era la nada. Como dice el Rig Veda “No había espacio, ni cielo sobre él…/… de la noche ni del día había señal”. Hace referencia el texto de “su propia ley y aquello era uno”, y describe la física moderna que las leyes de la naturaleza son las misma en cualquier lugar del universo, y acepta que en aquel comienzo todo estaba unido, que aquello era el uno. El Rig Veda describe que no existía nada, ni siquiera distinto como leemos: “Otro más, distinto de él, no había”. El Big Bang estaba, al principio, sumido en la oscuridad, que menciona el Rig Veda “…tinieblas envueltas en tinieblas”. Con el término de “una marea indiscernible era todo aquello”, el texto describe el caos inicial, y como “la nada encerrada en el vacío”, el punto de singularidad. Y por supuesto aquella temperatura infinita que describe la Física moderna “era el poder de ardor”, entendiendo ardor como “tapas”, es decir calor. Continua el texto dándonos una descripción de ese lugar en el que no había arriba ni abajo, y atisba a su expansión cuando destaca “…había lo que siempre puede ser grande”. Finalmente se pregunta sobre el origen de esta “emanación” su procedencia ¿si es hecha y de dónde viene?, y apunta al “vigilante de lo más alto”, no como creador, sino como posible sabedor de la procedencia del todo o no sabedor. Recordemos que el mismo texto destaca que “…los dioses son luego, solo por ella existen”, es decir que los dioses aparecieron después de esta emanación o creación, y que gracias a ella existen, y que antes no existía. Puede muy bien referirse a que los dioses aparecieron con el pensamiento del hombre y que este los creo: dios del trueno, de la lluvia, del fuego, del viento, etc.

 

 

 

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