No nos olvidemos de Assange

mayo 6th, 2019

No nos olvidemos de Assange.

 

Un mundo oscuro dirigido por mentes tenebrosas se mueve en nuestro entorno, un mundo de conspiraciones, de manipulación e injerencias, de secretos y sucios acuerdos económicos, de control y espionaje de los ciudadanos, de bulos y mentiras (fakenews),  de asesinatos y desapariciones misteriosas. Vivimos en la ignorancia de nuestra realidad.

Muchos pensarán que ya estoy, una vez más, con conspiraciones, maquinaciones, cábalas y supuestos complots. Si de verdad lo creen así es que no han digerido la impunidad de los acontecimientos tenebrosos que suceden a nuestro alrededor. Por ejemplo los asesinatos en el mundo del espionaje que han regresado a los mejores tiempos de la guerra fría en el Berlín que narra John Le Carre. Se empezó, en 2004, con el intento de “neutralizar” (eufemismo de asesinar) a Yushchenko con una dioxina y siguió con el asesinato, en 2006, de Alexander Litvinenko con Polonio 210; en el 2018 asistimos al intento de envenenamiento del espía ruso Sergueí Skripal y su hija en Salisbury. Impunemente suceden ante nuestros ojos los asesinatos de Jamal Khashoggi en el Consulado Saudi de Estambul, y el de Kim Jong-nam en el aeropuerto de Kuala Lumpur. Todos hechos impunes en los que han purgado, en algunos casos, presuntos sicarios y desgraciado, pero nunca aquellos que desde arriba del todo dieron la orden, es decir, el que puso su pulgar hacia abajo como en los más crueles tiempos de los emperadores romanos en el circo de los gladiadores.

Hay desapariciones que aún colean, como la del científico ruso Vladimir Alexandrov en Madrid en 1985. Aún no están claros los sucesos del asalto de la Embajada de Corea  del Norte en Madrid el pasado 22 de febrero. Podría añadir una larga lista de periodistas asesinados como  Ana Politvskaya hace 13 años,  la presentadora de la televisión búlgara Viktoria Marinova, o Daphne Caruana a quién colocaron en 2017 una bomba en su coche. Aproximadamente han muerto 380 periodistas desde 2002

Aún está sin aclarar todas las actividades de la llamada “policía patriótica” y la procedencia de las ordenes que recibían; aún no han salido todos los trapos sucios de las escuchas y grabaciones de Villarejo en las que abundan depravaciones y perversiones sexuales en las que están implicados relevantes personajes de este país, un mundo del que el detective Francisco Marco decidió no investigar dada la gran degradación humana que existía.

Cientos de menores desaparecen sin dejar rastro, cientos de personas son sacrificadas silenciosamente para aprovechar sus órganos o su sangre.

Son hechos que los ciudadanos digieren como cualquier serie de espías o criminales que emiten por la televisión. Hechos que ya no escandalizan a nadie y solo preocupan a algunos que ven en ellos un mundo cada vez más manejado por las poderosas agencias, organizaciones, mafias e instituciones secretas que trabajan en secreto y que no perdonan a los que husmean en sus operaciones.

Hoy me sigue preocupando Assange. Me preocupa que pase al olvido entre las rejas de su nueva prisión. Me preocupa que los estamentos europeos no hayan actuado con firmeza contra Ecuador por la entrega de un refugiado a las autoridades inglesas. Me irrita que solo unos pocos, Garzón entre ellos, se estén preocupando por a Assange. Me inquieta su salud y lo que pueda sucederle. Y recuerdo a todos aquellos que les falla la memoria que Assange cambio el mundo advirtiéndonos de espionaje masivo al que estábamos sujetos, puso al descubierto oscuras transacciones financieras, reveló la verdad sobre los crimines en las contiendas militares, e hizo un mundo más transparente a través de Wikileaks, una transparencia que hay que mantener porque los amos del “lado oscuro” emplean nuevas artimañas para no dejarnos ver la inseguridad en que vivimos.

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