Todos estamos tocados

junio 5th, 2013

Estoy trabajando en mi próximo libro sobre el cerebro y he tenido que desempolvar los textos de antro paleontología con los que estudiaba. No me han servido de mucho, hoy sabemos mucho más sobre ese kilo y medio que nos domina. La reflexión que hago viene a raíz de ese maestros Shaolin, – descrito por sus discípulos como místico, casi espiritual, licenciado en Humanidades, Antropología y Derecho, pero también iluminado – que presuntamente ha asesinado a varias mujeres. ¿Cómo puede suceder esto en determinadas personas?

En un capítulo del libro en que estoy trabajando, destaco que todos, absolutamente todos, estamos “tocados”. Todos padecemos, en mayor o menor grado, traumas, bloqueos, paranoias, fobias y manías. En Europa una de cada cuatro personas sufrirá a lo largo de su vida un trastorno mental.

Por otra parte, y esto es más grave, hay 60 millones de psicópatas en el mundo, 350 millones de personas con depresión, 60 millones de esquizofrénicos, incontables estresados y paranoicos, y sólo en Estados Unidos dos millones de individuos con Síndrome de Estrés Postraumático.

Muchas de estas enfermedades mentales desencadenan crímenes horrorosos y violencias inconfesables. ¿Son verdaderamente culpables estos individuos de lo que hacen? Ante la ley, indudablemente si, pero si hilásemos más finos veríamos que el culpable es el sistema. Hoy hay en el mundo 146 millones de niños que sufrirán en sus cerebros los efectos de la desnutrición que están atravesando. Esto les producirá un retardo mental, una conducta social diferente y otros efectos que pueden desencadenar enfermedades mentales.

Nuestro comportamiento depende mucho de nuestra química cerebral. Podemos ser amorosos si generamos mucha oxitocina, y violento si es adrenalina. Sabemos que una amígdala hiperactiva nos produce tendencias homicidas, y que el hipotálamo con sobre carga de acetilcolina puede producir conductas asesinas. Nuestro comportamiento depende de un cerebro normal. La desnutrición en la niñez, los traumas y bloqueos no somatizados, los defectos genéticos debidos al dopaje que han podido tener nuestros antepasados, marca nuestra conducta. En última instancia el sistema puede condicionar nuestra conducta.

Regresando al maestro Shaolin, se argumenta que padece un tumor cerebral. ¿Puede un tumor cerebral crear un asesino? En una sociedad muy avanzada se valoraría esta circunstancia por un tribunal médico, así como las causas de su aparición. Hoy sólo podemos juzgar un comportamiento que vulnera las leyes sociales de un sistema que crea locos.

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Cuántos psicopatas hay en el mundo?

mayo 14th, 2013

Están entre nosotros, pueden ser nuestros vecinos o la persona que tenemos sentada al lado nuestro en la barra de la cafetería que desayunamos, puede ser nuestro jefe en el trabajo o nuestro médico en el consultorio… Cualquiera de ellos puede ser psicópata, un 1% de la población mundial lo es, lo que significa que hay en el mundo 60 millones de psicópatas.

A mi la cifra me ha sorprendido, y sólo se refiere a los psicópatas que tiene censados la Organización Mundial de la Salud.

Estoy trabajando en un libro sobre el cerebro y el tema de las enfermedades mentales es obligatorio. Quiero recordar que los psicópatas pueden ser asesinos en serie, y lo más grave es que su particularidad principal es su inteligencia, son terriblemente inteligentes. Otro de sus atributos importantes es su capacidad de manipular a las personas a través de su gran persuasión, y esto lo consiguen porque, entre otras cosas, son seductores, tienen encanto y carisma. Son personas que aparentan, y en realidad tienen, una gran seguridad de si mismas.

Evidentemente también son egocéntricos, mentirosos, promiscuos, irresponsables, insensibles, carentes de ansiedad y miedo, faltos de conciencia y remordimiento, y sin ninguna empatía. Pueden llegar a saber lo que piensa otra persona, es decir, “entrar” en su cerebro sin que esto les produzca ningún tipo de emoción.

Tenemos psicópatas como Charles Manson, gran persuasor  cuya psicopatía degeneró en locura; Calígula fue otro psicópata que también degenero en loco. Jean-Bédel Bokassa que se comían a sus víctimas. Tal vez en los aspectos de canibalismo, el autor de las historias de Hannibal Lecter, se inspiró en Bokassa, que invitó a comer en una elegante y sibarítico ambiente de su palacio a un emisario de Giscard d’Estaing que, a media comida, le solicitó que dejase en libertad a cierto prisionero que era conocido del presidente francés. Bokassa impasible siguió comiendo y entre bocado y bocado, le explicó al emisario que era imposible liberar a la persona que le solicitaba porque en ese momento se lo estaban comiendo.

Mi psicópata favorito en la ficción cinematográfica de “El silencio de los corderos” es Hannibal Lecter, que le gusta la gastronomía hasta los límites de convertirse en un gourmet al que le encanta la carne humana bien cocinada de sus víctimas. Culto, refinado y sibarita; amante del arte y de la música clásica. Adora a las personas cultas y asesina y se come a los cretinos y los incultos. Aún lo recuerdo explicándole a Claris: “Me comí el hígado acompañado de habas y un buen Chianti”.

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El amor es química

abril 5th, 2013

El amor es pura química generada por nuestro cerebro, una trampa más de las endorfinas. Cuando una persona nos hace “tilín” se desencadenan 250 sustancias químicas en el cerebro, liberamos neurotransmisores que nos hacen sentir excitación, alegría, euforia y optimismo. Se libera la oxitocina, conocida como “hormona del amor”, y cuando vemos a la persona amada se liberan endorfinas. Una borrachera química que nos hace ver que la vida es bella.

No dominamos esa química que llega a hacernos hacer tontería. La feniletilamina es la responsable de esa sonrisa tonta sin sentido que soltamos cuando pasa junto a nosotros la persona que nos ha enamorado. Nuestro corazón late con más fuerza, y no es debido al amor, es debido a la acetilona, el endovalium y la adrenalina que producimos como cualquier animal en celo. Cada sustancia tiene su misión machacadora. El endovalium desata nuestra fantasía e imaginación, nos vemos en los brazos de la persona amada. La adrenalina nos estimula, nos produce más reflejos y nos induce al galanteo con posturas, ridículas, pero cautivadoras y seductoras.

El mensaje que ha penetrado por nuestros ojos, la imagen de la persona que nos ha hecho “tilín”, su olor característico, ha provocado que se desatase en nuestro cerebro una trampa química lanzada para que la especie se perpetúe. Un ejército de sustancias que no podemos dominar.

Somos pura química, son los neurotransmisores los que desatan nuestras emociones. Afortunadamente ese proceso químico se agota, no lo podríamos resistir ni nosotros ni un paquidermo, y nuestro enamoramiento disminuye.

Decía el fallecido escrito José Luis Vilallonga que el amor-pasión se convierte un día u otro, como cualquier amorío banal, en una luz de bengala, o mejor dicho, un fuego artificial. El último cohete lo enciende aquel de los dos amantes que abre los ojos primero. Los franceses llaman a este momento de lucidez: “recuperer ses esprits”.

Un misterio cerebral que nos hará reír o llorar

abril 2nd, 2013

Varios programas europeos y estadounidenses van a estudiar el cerebro humano realizando un mapa de nuestros misterios mundo interior. Creo que hay unas preguntas básicas que deberían resolver, y soy consciente que casi son más filosóficas que neurológicas. ¿Cómo surgen nuestros pensamientos? ¿Qué desencadena que pensemos?

Sépase, inicialmente, que el gran misterio para que nosotros concibamos un pensamiento se inicia de una forma cuántica: un impulso iónico del mundo subatómico.

El proceso de un pensamiento o un comportamiento se desata por un ion que, misteriosamente, se activa en una neurona. Un ion es un átomo que tiene carga eléctrica y que genera las señales eléctricas con las que se comunican las células nerviosas. Sepamos que existen iones de sodio y potasio con una carga eléctrica positiva. E iones de cloro con carga negativa. Cuando una neurona está en reposo tiene una carga negativa. Cuando se activa, por los iones que la atraviesan, pasa de carga negativa a positiva. Recordemos que las neuronas se comunican, entre ellas, a través del axón y de las dendritas.

La corriente eléctrica que se ha generado misteriosamente en la neurona y va desencadenar una actitud o un pensamiento se desplaza a 400 kilómetros por hora a través del axón en menos de cinco milisegundos. Al llegar este impulso a la terminación axonal y el inicio de las dendritas de otra neurona (conexión sináptica), el impulso eléctrico se convierte en sustancias químicas, ya que estas terminales poseen minúsculas vesículas que contienen unos mensajeros llamados neurotransmisores. Los neurotransmisores transmiten información a otras neuronas y a otras partes del cuerpo para realizar acciones específicas. Estos neurotransmisores pueden ser serotonina, adrenalina, dopamina u otras sustancias que nos producen cambios de humor, excitación, depresión, irritación, fatiga, etc. En resumen actitudes y pensamientos.

El misterio reside en saber ¿Qué determina que neurotransmisores debe liberarse por el impulso eléctrico?

¿Qué provoca decidir a un impulso eléctrico que descargue este o aquel neurotransmisor que nos dará alegría o nos producirá irritación?

Conocemos el proceso que tiene una naturaleza iónica del tamaño molecular (cuántico), y sabemos como esa “chispa” eléctrica se transforma en una transmisión eléctrica, que se vuelve química y que se traduce en un estado emocional. No deja de ser un misterio lo que provoca todo esta compleja reacción que nos hará reír o nos hará llorar. Un ion cuántico que surge, de una manera misteriosa, en una neurona y utiliza unos neurotransmisores que nos harán amar o matar. ¿No estará todo sometido a un proceso cuántico como el universo?

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Nanoinformática para explorar el cerebro

marzo 12th, 2013

La informática será esencial en el estudio del cerebro. Tanto Europa como Estados Unidos, en dos proyectos distintos, se han lanzado a la conquista del cerebro: Flagship y Brain Map, respectivamente.

Estamos explorando el espacio, en el fondo de los mares, en selvas profundas y habíamos olvidado nuestro cerebro, uno de los órganos más complejos y desconocidos del universo.

El emperador Marco Aurelio escribió que hay un dios dentro de cada uno de nosotros. Pero también hay selvas más ingentes que las del Amazonas, abismos como los del espacio profundo, hay lugares donde dormitan seres terribles y paraísos de esplendor sin límites, infiernos hostiles, terrores abominables. Lugares donde conectamos con otras realidades y otros universos. Profundidades donde el futuro y el pasado no tienen significado. Un sin fin de lugares que se abren en el mundo onírico.

Hay descargas eléctricas que, de neurona a neurona, nos transmiten emociones y pasiones con el solo hecho de transformarse en moléculas químicas de adrenalina, dopamina, endovalium, testosterona, etc. Un lugar donde las reacciones de la física y la química cuántica se transforman en pensamientos.

El cerebro es un lugar del que apenas sabemos nada de su funcionamiento. Un lugar en el que puede estar la respuesta a muchas de nuestras angustiantes preguntas sobre lo que somos y de dónde venimos.

El proyecto Flagship invertirá 1.000 millones de euros en los próximos diez años. Con métodos de supercomputación creará modelos de simulaciones de millones de conexiones neuronales. Por su parte, Brain Map, con 300 millones de dólares anuales (3.000 millones en 10 años), buscará principios básicos del fundamento neuronal. Los métodos de Brain Map serán la nanotecnología y gestión de información a nivel molecular, utilizará una disciplina nueva conocida como nanoinformática.

Ambos proyectos, el americano con mayor subvención, tienen como objetivo obtener mapas detallados del funcionamiento del cerebro, ese lugar tras el que se agolpa una muchedumbre de sueños.

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