Tenemos 86.000 millones de neuronas en el cerebro y ninguna de ellas sabe quiénes somos y, además, no les importa lo más mínimo. Lo que somos, nuestra identidad, está codificada en todas las conexiones de las neuronas de nuestro cerebro, un todo que, como he mencionado, a las neuronas no les importa conocer. Es una de las crudas realidades de mi último libro, que acaba de salir, y del que hago un muy breve resumen.
En este libro abordo el cerebro, el misterio más grande que existe en el universo, pero lo he realizado de una manera comprensible para todos. A veces soy algo pragmático pero es la realidad de lo que hay. Así lo revelo cuando explicó que el amor es pura y dura química, un proceso donde los neurotransmisores son, como los genes egoístas de Dawkins, que solo están interesados en perpetuar la especie.
Hablo de los nootropicos (Smart Drug), esos nuevos fármacos poco conocidos que activan todas las neuronas de nuestro cerebro, que nos hacen más eficaces, que nos concentran y que activan nuestra inteligencia. Unos estimulantes que toman los cirujanos antes de las largas intervenciones, también las consumen los pilotos de Tom Gun y un 60% de los científicos para poder estar en la carrera competitiva de la creatividad.
Abordo la locura, ya que estamos rodeados de enfermos mentales peligrosos, podemos tenerlos sentados al lado nuestro en la barra del bar o en la mesa de al lado en el despacho, o hablándonos de política por la televisión: son los psicópatas de los que hay 60 millones en el mundo. Existen otros 60 millones de esquizofrénicos e incontables paranoicos, así como 350 millones de personas depresivas. En este contexto explico porque Hannibal Lecter es mi psicópata preferido, no solo porque es un gourmet sino porque es superinteligente.
Los amantes de la parapsicología se decepcionaran, ya que encontrarán que desmonto muchas de sus creencia al revelar como, con simples ondas theta y delta se llega a una experiencia mística o religiosa, unas peligrosas ondas que podrían ser utilizadas sin que fuéramos conscientes; y como los desdoblamientos pueden producirse con una simple descarga eléctrica en el “girus angular” del cerebro. Hago un recorrido por la investigación actual en este contexto, un recorrido riguroso y realista.
Finalmente abordo el futuro que viene, los grandes proyectos de interfaz cerebro-máquina y el proyecto Avatar que trasplantará un cerebro humano a un ser biónico o biotecnológico. La carta de Kurzweil e Itskov y Brian de Google al secretario General de las Naciones Unidas advirtiéndole que van a cambiar el mundo y que pronto dispondrán de avatares.
El lector encontrará un contenido ameno, con montones de anécdotas y experiencias que me han llevado a otras realidades. Un recorrido por el órgano más misterioso del Universo.
