El azar y el sendero del conocimiento

mayo 3rd, 2018

El azar y el sendero del conocimiento

 

Que seamos más o menos inteligentes o sabios depende del azar, del entorno en el que hemos nacido, de la educación que hemos recibido, de los maestros que hemos tenido, de los estímulos que hemos recibido, de la salud que hemos disfrutado, de los genes heredados y del cerebro que hemos desarrollado.

Destacaré, inicialmente, que el tamaño del cerebro, dentro de unos límites, no importa. Un cerebro viene a pesar 1.300 gramos. Un ejemplo de esta aseveración reside en que el cerebro de Einstein pesaba 1.200 gramos y desarrollo la teoría de la relatividad; el cerebro de un Homo neandertal pesaba 1.400 gramos y sin embargo, fue superado por el Homo sapiens con un cerebro de 1.300.

“Lo importante no es el tamaño, sino las conexiones de nuestros axones y dendritas entre la neuronas”.

Me dirán, que lo que importa es el número de neuronas. Pues tampoco es fundamental, todos venimos a tener entre 80.000 mil millones y 100.000 millones. ¿Qué importa entonces? Importan las conexiones entre estas neuronas, la extensión de las dendritas y los axones. Einstein tenía un cerebro terriblemente enmarañado con muchas extensiones y conexiones.

Las conexiones pueden variar de 1000 en cada neurona a 10.000. Las extensiones que conectan una neuronas con otras entre ellas y entre las diferentes partes del cerebro, se producen cuando pensamos, reflexionamos, meditamos, razonamos; también cuando resolvemos problemas matemáticos, jugamos al ajedrez, leemos temas complejos, estudiamos, adquirimos conocimientos… en resumen, cuando hacemos funcionar nuestro cerebro.

Destacaré, técnicamente, que 1 mm3 de tejido de cerebro genera unos 2.000 teraoctetos, es decir, 240 octetos (un octeto es igual a 8 bits), algo comparable a todos los contenidos digitales del mundo.

“Una infancia con mala alimentación afectará a nuestros cerebros, así como el haber sufrido traumas psicológicos”.

Existen muchos factores que determinarán las posibilidades de un buen crecimiento cerebral. Para que un cerebro llegue a la edad madura potencialmente desarrollado es necesario una buena alimentación durante la infancia; la ausencia de traumas psicológicos en esa infancia; una herencia genética sin taras; no haber sufrido enfermedades, especialmente inflamatorias e infecciosas; no haber consumido fármacos, y que alguien halla desarrollados nuestras inquietudes por los conocimientos y valores importantes de la vida.

Los niños famélicos del tercer mundo, nunca alcanzarán un buen desarrollo de su cerebro. Son niños que están irremediablemente “tocados”, condenados a tener una inteligencia supeditada a las malas condiciones sufridas en la infancia (hambre, falta de vitaminas, cariño, etc.) Aquellos niños que han vivido una infancia entre los horrores de la guerra, malos tratos o abusos y violaciones desarrollaran un cerebro con problemas psicológicos o psiquiátricos. Los abusos sexuales que han perpetrado maestros, en algunos casos sacerdotes, han dejado psicológicamente traumatizado a un ser para toda su vida. Hoy se sabe que la mayor parte de los psicópatas, han sufrido abusos sexuales en su infancia.

“Si vemos basura televisiva, si leemos revista de cotilleo, si nos juntamos con cortos de miras, nuestro mundo será basura, cotilleo y amistades mezquinas”.

Realizamos acciones, desarrollamos pensamientos debido a que el núcleo de una neurona se activa por la descarga eléctrica de un ion de calcio o potasio positivos. Esto provoca una corriente eléctrica que a 400 Km/h se extiende por el axón hasta llegar a la sinapsis, donde entre unos cien neurotransmisores (dopamina, endovalium, adrenalina, oxitocina, etc.) elegirá el más adecuado para la acción o pensamiento que queremos desarrollar; convertida por el neurotransmisor en una corriente electroquímica, saltará a la neurona siguiente, y así a otras hasta que activemos una parte del cerebro con la que razonaremos o haremos mover algún músculo. Si lo que deducimos es nuevo, se crearan nuevas conexiones en el cerebro entre axones y dendritas; si vegetamos terminamos siendo una planta mustia que no comprende su entorno.

Quiero destacar que el esfuerzo personal y la voluntad de adquirir conocimientos importantes dependen de nosotros. Si leemos basura, si vemos basura en la televisión, si nos juntamos con cortos de miras…generaremos basura y nos relacionaremos con mediocres en una vida mediocre. Por esta razón es de vital importancia los ambientes que frecuentamos, las amistades que tenemos, lo que leemos, lo que vemos, lo que escuchamos. Todo ello influirá en nuestro cerebro, creará conexiones, y estas conexiones pueden llevarnos a situaciones mundanas y miserables o a creaciones brillantes y enriquecedoras.

Cuando hablo de maestros o guías también me refiero a personas que inspiran sabiduría y que la transmiten a través de sus conferencias, sus libros o los instantes que podemos compartir con ellas.

Pero tengamos en cuenta que maestros, guías o instructores nos pueden aconsejar, nos pueden indicar los caminos para saber más, pero el recorrido y el esfuerzo lo tenemos que realizar nosotros solitariamente.

“Tienes que caminar por ese valle solitario: Tienes que caminar a solas. Nadie puede hacerlo por ti. Tiene que caminarlo tú mismo”.

Es una suerte para algunos el haber podido topar con buenos educadores, con maestros que supieron despertar en el interior de los jóvenes alumnos, inquietudes, afán por conocer, interés por los misterios de la naturaleza y la vida. Muchos, ya adultos, nos damos cuenta de lo importante que fue haber estado junto a buenos maestros, destacados catedráticos o hábiles instructores. Maestros que te enseñan a razonar, que te enseñan a descubrir las cosas por ti mismo. Que te advierten de los letales que son los falsos valores. Qué te señalan lo que verdaderamente es importante en la vida, lo que enriquece nuestras mentes.

Finalmente insistir que la riqueza de nuestro cerebro ha dependido del azar, de haber estado con la persona apropiada en el momento preciso.  Pero en cualquier caso, hay buenos guías, pero el camino es algo que debemos recorrer nosotros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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