Visita a la Biblioteca del Vaticano

abril 26th, 2013

Explicaba el otro día la visita al Vaticano por invitación del ex camarlengo, monseñor Martínez Somalo. No detallare aspectos del Biblioteca que ya abordo este tema en mi último libro sobre el papa Francisco y el IOR (Banco del Vaticano).

Me otorgaron un correcto sacerdote como guía a quién monseñor Somalo le habló en latín y me pareció entender que le advertía de mi ateísmo. Yo le hice infinidad de preguntas sobre libros antiguos desaparecidos e incunables. Siempre correcto me respondía a casi todo lo que le preguntaba. La biblioteca es impresionante, un lugar para perderse toda la vida y no llegar a poder leer todo lo que me podría interesar. Un lugar para sacar información para cientos de libros… un lugar divino, y nunca tan acertada la expresión.

La pregunté al sacerdote si podría tener acceso a cualquier documento, pero me advirtió que desde 1943 en adelante no podía consultar ningún documento…libros si.

Tal como un amigo, entrenado en el Mossad, me había sugerido, le pregunté dónde se guardaban estos documentos, y me contestó que el Archivo Secreto y que no era accesible. También le pregunté, señalando con el dedo abajo, como me había sugerido ese amigo, si podría ver los archivos de la Santa Alianza y su contraespionaje, el Sodalitium Pianum. No se sorprendió, pero me dijo que no con una amable y diplomática sonrisa.

También le pregunte si existía algún archivo de avistamiento de OVNIS, ya que al tener sacerdotes por todo el mundo algunos debían informar sobre estos sucesos que pueden confundirse con milagros. Me sugirió que si había  algún documento al respecto, los tendrían los jesuitas del Observatorio Astronómico de Castel Gangolfo, residencia de verano de los papas.

En cualquier caso los salones de la Biblioteca también me impresionaron, creo que en este lugar todo impresiona por su grandiosidad. En sus archivos encontré libros de todos aquellos autores que en mi época de estudiante estaban en el “Índice” de prohibidos y sujetos a excomunión a quién los leyesen…desde muy joven ya estuve excomulgado por la lectura de esos autores.

Comentarios desactivados en Visita a la Biblioteca del Vaticano

Visita a la capilla Sixtina

abril 25th, 2013

Explicó en mi último libro sobre el papa Francisco y el IOR (Banco del Vaticano), mi visita al Vaticano, donde había sido invitado por el entonces Camarlengo monseñor Martínez Somalo, a raíz de una entrevista con el cardenal Tarancón. Ya a ambos les había explicado que no era creyente para disipar dudas, Tarancón me dijo con su inseparable pitillo entre los oscuros dedos de nicotina de la mano derecha: “No se preocupe hijo, todos terminamos creyendo en algo”.

Decidí aprovechar la invitación del camarlengo. Anunciar a la guardia suiza del Vaticano que venía a ver a monseñor Martínez Somalo y cuadrarse, fue todo uno.

Uno de aquellos albarderos con lanza y uniforme de colores me llevó por pasillos de mármol cargados de cuadros y cortinas hasta un gran aposento donde me recibió Martínez Somalo, quién me recriminó que hubiera venido en el mes de agosto, ya que no estaba el papa y no me lo podía presentar. Le exprese un fingido disgusto y le dije que sólo quería ver la capilla Sixtina, cerrada por obras de restauración y la biblioteca. Me abrieron las puertas de la capilla Sixtina, con algunos andamios en sus paredes, y me dejaron sólo durante media hora o más. Fue impresionante, me recree mirando todos sus frescos, especialmente la imagen de Dios creando a Adán, una escena que me creo mi primer problema con el TOP (Tribunal de Orden Público), ya que en mi tercer libro, “Génesis y Apocalipsis de la Tierra” había reproducido este cuadro de Miguel Ángel pero sustituyendo a Adán por un mono. Me denunciaron y tuve que pasar por el TOP.

La media hora en solitario en la capilla Sixtina me dio tiempo para imaginar a Miguel Ángel pintando con máximo detalle los órganos sexuales de los ángeles y sintiéndose culpable por su sodomía, y al papa Julio II, profiriendo insultos al pintor desde debajo de los andamios por hacerse subir vino y jóvenes desnudos para pintarlos. Debió ser una escena delirante. Dicen que los uniformes de vivos colores – azul, naranja y rojo -, de los guardias suizos, fueron diseñados por Miguel Ángel.

Miguel Ángel era un caso como el de Caravaggio que elegía los modelos de sus ángeles entre los mozalbetes putos que amaba, e inmortalizó en docenas de querubines que vuelan entre nubes o merodean junto a la Virgen, en sus cuadros y frescos.

En un próximo post explicaré la visita a la Biblioteca que también tiene su historia.

Comentarios desactivados en Visita a la capilla Sixtina