Tengo dos amigos, que llamaré H y R, que me han sorprendido al decirme que ellos hubieran votado a Trump. El primero, H, lleva el espíritu del anarquismo en la sangre y es un puro corcel de izquierdas; el segundo R, se ha criado conmigo en un colegio francés y practica las consignas de «liberte, fraternitè et egalitè». No son ninguno de los dos machistas, ni religiosos, ni militaristas, ni patrioteros…pero les parece bien que Trump halla ganado a Hillary. Yo como no voto, por razones que ya explicaré a continuación, no opino. En realidad yo apoyé con artículos a mi amigo Zoltan Istvan, que también se presentaba a la presidencia de EE.UU. por el Partido Transhumanista, uno de esos veinte partidos que acuden a los comicios en Estados Unidos y que nunca ganan debido a las arrolladoras y poderosas máquinas económicas de los partidos Republicanos y Demócratas. Sinceramente, desde hace unos años apoyo al Partido Transhumanista.
La realidad es que Hillary parece «pija», es de una buena familia y una destacada empollona que tenia una beca en la mismo Universidad donde conoció a Bill, por lo que convierte también en la primera becaria de la vida de expresidente. Tal vez estos hechos y una posible enfermedad que nos han ocultado sean las causas de rechazo electoral.
Polemice con H sobre que el hecho de que no estaba de acuerdo en que cada ciudadano sea un voto, ya que mi voto vale más que el de algunos zopencos. H, como buen corcel de izquierdas que defiende la ayuda a la emigración y la igualdad entre todos los seres humanos, apoya el derecho a votar que tienen todos y la igualdad del valor del voto.
Sinceramente hay votos de calidad y de cantidad. Los de calidad están emitidos por personas, de izquierda o derechas, que se han leído el programa del candidato, que conocen la Constitución y los Derechos Humanos, que son cultos, etc. El voto de cantidad, está emitido por gente que vota a un candidato por fanatismo contra muchos aspectos que defienden otros, vota a este o ese porque son guapos y hablan bien, porque es creyente y acude a los actos religiosos, viste bien… en resumen, a muchos votantes de este voto de cantidad los han manipulado con la propaganda electoral o con las promesas de campaña que luego no se cumplen. Sepa el lector que sin EE.UU. un candidato no cumple su programa se va a la calle. Aquí en España, nadie cumple su programa y sus promesas electorales y no pasa nada. En EE.UU. eso es sagrado. Otra cosa es que el Senado tumbe tus promesas.
Las democracias están obsoletas. En EE.UU. solos los ricos pueden acceder a la presidencia y ganan los partidos que manejan millones de dólares, el Demócrata y el Republicano, apoyados por lobbys millonarios, como la Asociación de Rifle, o las religiones evangelistas. Todos los votos valen lo mismo, el de un zoquete que no sabe hacer la O con un canuto, vale igual que de un Premio Nobel de Mecánica Cuántica. ¿Cómo va a valer lo mismo el voto de alguien que no ha abierto un libro en su vida, que el de un estudioso de la Universidad? ¿En que se basan los criterios de selección entre uno y otro?
Las izquierdas defienden, encarecidamente, la igualdad de voto, es algo que forma parte de su humanismo, como defiende que entren todos los emigrantes del mundo en una Europa que no los necesita, dado su gran paro, en la que no se adaptarán, en la que serán intolerantes con nuestras costumbres y en la que nos costaran dinero, un dinero que podríamos dedicar para pagar unas pensiones dignas, una seguridad social moderna, y un paro.
Todo lo que he dicho suena a antidemócrata y racista. No soy sospechoso de estas posturas, soy humanista, soy ateo, soy transhumanista y cientifista. Pero mantengo que las democracias están obsoletas, no funcionan, está preñadas de corrupción, y la igualdad de voto origina que nos gobiernen payasos, incultos y enfermos de egolatría. Hay que evolucionar buscar otras fórmulas nuevas que sustituyan a la viejas democracias. Si todo envejece a nuestro alrededor, ¡como no van a envejecer las democracias! Pensemos en otros sistemas, lo hay, como las noocracias o el transhumanismo.
En cuanto a la emigración masiva a Europa, serán los de izquierdas los primeros en rechazarla, lo harán cuando las pensiones no se puedan pagar, cuando tengan que pagar los medicamentos, cuando los colegios pierdan su gratuidad, cuando el paro aumente, cuando las fuerzas de seguridad y terrorismo desborden nuestros presupuestos. Porque, recuerdo que estos extranjeros, salvo raras excepciones, nos cuestan dinero. ¿Que hacemos con ellos? ¡Claro que hay que ayudarlos! pero en sus países, fomentando la paz, creándoles industrias, «neutralizando» a sus dictadores. La política precisa una profunda renovación, un cambio, pero no solo de sus políticos ni de las poltronas del Congreso, precisa un cambio del sistema, precisa entrar en una singularidad. R, me advierte siempre, la gente no tiene valor para decir cosas así – como lo escrito aquí – te toman por facha y racista, y lo peor es que muchos que piensan así en Francia, luego votan a la ultraderecha de Le Pen.
Hay que sentarse en una mesa y debatir los cambios en las democracias, hay que proponer ideas nuevas, hay que tener una visión de futuro. Y esto lo deben de realizar equipos multidisciplinarios, no los políticos que no tienen una visión más allá del debate parlamentario.
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