Un extraterrestre en la Tierra.

abril 9th, 2018

Un extraterrestre en la Tierra

 

Es el experimento más brillante que ha producido la evolución después del ser humano: el pulpo.

Tiene toda una serie de ventajas evolutivas y con 500 millones de neuronas es capaz de pensar nueve cosas a la vez. No es violento y se defiende soltando esa tinta con la que parece decirte inocentemente: “No te acerques que te mancho”.

Su estructura anatómica ya debiera hacernos sospechar que estamos ante un ser distinto, ya que, carece de esqueleto, tiene tres corazones, ocho brazos, la sangre azul y un sistema nervioso único.

Los pulpos pertenecen a la familia de los cefalópodos y uno de los más comunes es del género de los octópodos.

Su cerebro central, similar a la parte del hipocampo humano,  donde reside nuestra memoria, se limita a mantener de forma inconsciente las funciones básicas de su cuerpo, es decir los movimientos, el funcionamiento del corazón, la digestión, etc. Similar a los seres humanos que respiramos, bombeamos sangre y caminamos de forma automática. Su cerebro central solicita a sus otros ocho cerebros en cada pata que exploren un objeto. Y uno o dos brazos se dedican a esta función, mientras otros, realizan otras labores completamente distintas.

Los brazos autónomos del cerebro, tienen su propia estructura motriz y receptores sensomotores. En cada uno de ellos existen dos millones de fibras sensitivas, táctiles y químicas, que cumplirán la instrucción y degustaran el objeto que han visto sus lóbulos ópticos del cerebro, analizaran su Ph desechando el objeto si es muy ácido, medirán su temperatura, y valorarán su textura, utilizando las 200 0 300 ventosas de cada pata. Esta información la transmitirá si es necesaria al cerebro central, pero en ocasiones se almacena como una gestión periférica de los otros cerebros.

Para darnos cuenta de esta capacidad cerebral de las patas, si cortamos una seguirá trabajando en sus análisis hasta más de una hora después de la amputación.

Los ojos lo convierten en ese ser extraño, ya que esos ojos perciben la gravedad y sea cual sea la posición del cuerpo se mantienen alineados independientemente. Una cualidad que no se transmitió al ser humano pese a sus ventajas.

¿Es tan inteligente el pulpo como los seres humanos? Irónicamente yo diría que en algunos casos sí. Me he topado con seres menos hábiles. Científicamente la respuesta es que tiene una inteligencia diferente a la nuestra, porque vive en un hábitat diferente al nuestro, con otras necesidades y otras preocupaciones. Lo que ha demostrado es su gran capacidad para encontrar la salida en un complicado laberinto transparente. Lo ha hecho más rápido que los seres humanos; de igual manera es capaz de abrir la tapa enroscada de un bote de cristal… desde fuera y encerrado adentro. Es uno de los seres marinos más  inteligentes, capaz de aprender a usar útiles que encuentra en su hábitat, aunque hay que volver a destacar que son inteligencias distintas. Como la de un perro basado principalmente en el análisis de su olfato o la de un gato en su capacidad de intuición o “lectura” de la mente humana. Dos facultades que los humanos hemos perdido, me refiero al olfato y la intuición.

Podría llenar hojas hablando sobre el pulpo, uno de los animales que escogí para analizar sus nueve cerebros y que me demostró que ha sido uno de los experimentos más brillantes de la evolución, un ensayo pre-humano, ya que su existencia se remonta a 276 millones de años, lo que significa que ha sobrevivido a dos grandes extinciones y, por lo menos, cuatro periodos de extrema frialdad.

Tal vez en un lejano planeta de nuestra galaxia habrá una civilización formada por pulpos inteligentes, puede que conozcan nuestro planeta del que pensarán: “Allí viven aquellos salvajes que se comen a nuestros congéneres”.

 

 

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