La muerte & Cioran

febrero 5th, 2018

La muerte & Cioran

 

De cuando en cuando releo a Cioran, aquel taciturno personaje cargado de realidad que en los años sesenta descubrí en una cafetería bohémica de París rodeado de existencialista como yo que le escuchaban. Buscabas huidas, distracciones mentales, inhibirse del pensamiento de la muerte y caías en la voluptuosidad de más de lo mismo.

Hoy repaso “Breviario de podredumbre”, “El inconveniente de haber nacido”, “La tentación de vivir” e incluso la excelente recopilación comentada “Manual de antiayuda” del filósofo y amigo Alberto Domínguez. Leer sobre la muerte y saciarte de ese inexorable final no es sadomasoquismo, es apreciar más la vida, darle más valor a pesar de las matanzas en el mundo, a pesar de los asteroides amenazantes, a pesar de esos cretinos que esgrimen sus armas de destrucción masiva, a pesar  de esas terribles enfermedades que nos llevan a la última mueca.

De Cioran me maravilla su pesimismo, porque un pesimista es siempre un optimista con más información, y nadie como Cioran tuvo tanta información sobre la muerte, nadie pensó tanto sobre esa “razón tan exacta”, como él decía.

Destacaba Cioran que “dejar de pensar es proclamar la quiebra”. ¡Claro que sí! Dejar de pensar es morir. Pero también pensar en cretinadas, en memeces y cosas sin sustanciales es morir….y si supiera Cioran cuántos muertos nos rodean, ¡Cuántas quiebras deambulan felices de su ignorancia por las calles de las ciudades, absortos en el pasado, fantaseando en un futuro que rara vez se cumplirá! Caminan en quiebra con un ataúd en cada ojo y un cerebro aburrido de su ser.

Después de años de leerlo y releerlo descubro con sorpresa que discrepo con el contenido de alguna de sus citas, como aquella que nos recuerda que “la historia es una matanza”. Pienso que no, que la historia no es una matanza, son las matanzas las que hacen la historia, las que recuerdan y rompen la tranquilidad y la paz de los acontecimientos que fluyen. Sin matanzas no precisaríamos historia, sin matanza no habría nada que escribir, no necesitaríamos escribir una historia salvo la de nuestros pensamientos.

Para Cioran nacer es una mala suerte, mientras yo creo que la mala suerte es morir, la mala suerte es haber nacido en un tiempo en el que aún no existe la inmortalidad. Hemos aparecido demasiado pronto. Aún no podemos transferir nuestro cerebro con nuestra consciencia a un avatar….

Destaca en “Breviario de podredumbre” que la muerte es demasiado exacta y que todas las razones se encuentran de su lado. Y me pregunto ¿Qué razones? ¡Ninguna! ¿Qué razón puede justificar que tras 70 o más años que estés acumulando conocimientos y de pronto por un accidente se desintegre en moléculas sin conexión? Es absurdo e incoherente, algo falla, y lo que falla es el mismo hecho  absurdo de morir. ¿Dónde está la inteligencia de la muerte…en la autodesmaterialización?

Sigo discrepando con Cioran cuando destaca que “la vida solo es soportable si no somos conscientes de cada momento que pasa”. La vida es más soportable cuando somos conscientes de cada instante que pasa, cuando no damos cuenta del gran valor que tiene,  cuando la aprovechamos y la vivimos intensamente y, para todo eso,  hay que ser consciente.

No se engañe el lector, puedo discrepar de Cioran en sus reflexiones, pero nunca de su valor, de su coraje para enfrentarse a la muerte y reflexionar sobre ella, nadie lo ha hecho mejor que él, nadie ha escrito tanto sobre La Parca. Y desde ese sentimiento de final irremediable ha saeteado el sistema y la religión. Otro día  abordaré el tema religioso que Ciorán desgaja principalmente en “La tentación de vivir”. Hoy con la muerte hemos tenido suficiente y en cualquier caso, ante ese final, entre un segundo antes y un segundo después viviremos un instante interesante.

 

 

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